La red Tor está diseñada para proteger la privacidad de los usuarios al enrutar su tráfico de internet a través de una serie de relés, lo que dificulta el seguimiento de sus actividades en línea.
Sin embargo, la red se enfrenta a varias amenazas, incluso de personas que solo usan un cliente Tor.
Estos atacantes del lado del cliente, aunque limitados en sus capacidades en comparación con los atacantes más sofisticados, pueden todavía plantear riesgos significativos para el rendimiento y la fiabilidad de la red.
Un cliente Tor es un software que te permite utilizar la red Tor.
El cliente más común de Tor es el navegador Tor, que es similar a un navegador web regular pero con protecciones de privacidad incorporadas.
Comprender a los adversarios del lado del cliente
Los atacantes del lado del cliente son individuos o entidades que usan un cliente Tor para llevar a cabo ataques en la red.
A diferencia de los atacantes más avanzados, no controlan ningún relé o infraestructura dentro de la red Tor.
En cambio, confían en su acceso a internet y un cliente Tor para ejecutar sus ataques.
Ataques de denegación de servicio (DoS)
Una de las principales amenazas que plantean los atacantes del lado del cliente es la capacidad de realizar un ataque de denegación de servicio (DoS).
Un ataque de denegación de servicio (DoS) es una táctica en la que un atacante intenta hacer que un servicio, en este caso, la red Tor, sea difícil de usar para sus usuarios previstos.
Los atacantes del lado del cliente pueden ejecutar ataques DoS para degradar el rendimiento de la red Tor, causando interrupciones que afectan a todos los usuarios.

Podrían inundar la red con una cantidad abrumadora de tráfico utilizando servicios externos, o explotando el propio protocolo Tor.
Este tráfico no necesariamente provendría de un solo cliente, sino que podría distribuirse entre muchos clientes en un ataque coordinado.
El resultado es una red significativamente ralentizada, lo que dificulta la conexión o uso efectivo de Tor por parte de usuarios legítimos.
Esta interrupción también puede frustrar a los operadores de relé, llevándoles a veces a apagar sus relés, lo que debilita inadvertidamente la red, un objetivo potencial del atacante.